Villa de Leyva en 48 horas


Villa de Leyva, sin duda alguna, es uno de esos tesoros que Boyacá tiene para ofrecerle a Colombia y el mundo. Turistas nacionales e internacionales se rinden ante los encantos de este pequeño pueblo colonial que, con casi cinco siglos de historia, se convierte en un lugar al que necesariamente hay que ir si se hace turismo por el país. Sin importar el presupuesto o el tiempo, este poblado boyacense es el destino perfecto para evadir la rutina.

Ir Villa de Leyva es tarea fácil. A excepción del frío en la madrugada y la no muy agradable terminal de transportes de Tunja, desde Bogotá es posible llegar en cuatro horas aproximadamente. 

Por ser un lugar netamente turístico, son variadas las opciones de hospedajes: desde lugares para hacer camping, pasando por hostales de bajo presupuesto, hasta hoteles boutique. Uno de estos hoteles, por ejemplo (ver foto), es La Española (Calle 12 No. 11-06), que a tan solo una cuadra de la plaza principal, es una opción ideal para quien quiera pasar sus días en Villa de Leyva en un lugar arquitectónicamente espléndido y con un servicio de primera.

Además de los múltiples eventos que durante el año se realizan (festival astronómico en febrero, de cometas en agosto y de cine en septiembre), existe una amplia variedad de lugares y actividades para realizar, sin importar la época en la que se visite Villa de Leyva.

Para los amantes de la historia, y en especial de la historia patria, es imperdible visitar la Casa Museo Antonio Nariño (Carrera 9 No. 10 - 25), que aunque en la actualidad tiene restringido el acceso al segundo piso por inestabilidad de la antigua edificación, ofrece en su exhibición manuscritos del prócer de la patria, al igual que ejemplares de La Bagatela (su famoso periódico).

A pocas cuadras, y continuando con el tour independentista, la Casa Museo Antonio Ricaurte (Calle 15 No. 8 - 17) - además de contar con un hermoso jardín - es un homenaje al hombre que en la batalla de San Mateo dio su vida por la libertad de la naciente Colombia. Conocer su historia y heroísmo, hacen un llamado sentimental al patriotismo.


Pero si la época colonial parece demasiado cercana y poco interesante, en Villa de Leyva también se puede disfrutar de una poco de prehistoria. El Museo Paleontológico, el Museo El Fósil e incluso el Museo Prehistórico (que aunque de no visitarse no se convierte en una gran pérdida cultural, pero sí en un oportunidad desperdiciada de tomarse fotos con "dinosaurios"), son lugares que le ayudan a entender al turista la importancia de una región con una de las áreas geográficas de mayor interés nacional por su historia geológica, paleontológica y cultural, evidenciada en yacimientos de rocas marinas del periodo Cretácico, con alto contenido de fósiles.


Aunque no todo es historia, los amantes de la aventura y los deportes extremos encontrarán en Villa de Leyva un lugar ideal para liberar adrenalina. Actividades como torrentismo, rappel, escalada, cayoning o canopy se pueden practicar en la región, con la seguridad de empresas especializadas en este tipo de servicios.


Para los menores arriesgados, pero también ansiosos de disfrutar de la naturaleza y de los paisajes de la región, existen tours (que como si se tratara de safaris) llevan al visitante a visitar el área desértica de Villa de Leyva, cristalinos pozos, o casas de arcilla que con su arquitectura única son el lugar perfecto para sentirse como en los Pica Piedras.

Organizado por Zebra Trips (Calle 15 No. 8 - 91), y a abordo de sus originales vehículos, no se puede dejar Villa de Leyva sin visitar la granja de avestruces. En ella, se puede hacer contacto directo con estos majestuosos animales, es posible cargar uno de sus gigantes huevos (si se deja caer cobran $40.000), se aprenden datos interesantes al tiempo que se juega (o huye) con los animales y, si después de estar con ellos no se les ha cogido cariño, comer uno de los múltiples platos que con la carne de avestruz se pueden preparar no es mala idea.

Porque en Villa de Leyva la comida no es un problema. Aunque pequeño en extensión, en el pueblo la variedad gastronómica en enorme. Pasear por las calles empedradas y dejar que el olfato guíe el camino, es la mejor opción para escoger entre la enorme cantidad de restaurante colombianos y extranjeros (como el peruano Machu Pichu) que ofrecen al visitante un amplio menú para olvidar la dieta y recordar que uno de los mayores placeres de la vida es comer. 

La vista y el tacto también se sentirán felices en Villa de Leyva, al visitar cada una de las galerías de arte y tiendas artesanales que se encuentra ubicadas en la parte superior de la plaza principal.


La tradición católica en Villa de Leyva, además de verse reflejadas en sus coloniales y majestuosas iglesias, tiene un espacio especial en el Museo de Arte Religiosos de la Comunidad Carmelitas Descalzas (Horario de Atencion: Sábados, domingos y festivos de 10 a.m. a 1p.m. y de 2 a 5 p.m).


Villa de Leyva, con su clima perfecto, lugares históricos y prehistóricos, variedad cultural y gastronómica, es un lugar obligado para visitar. Orgullo de Colombia, recibe con sus abrazos abiertos a todo aquel dispuesto a deleitarse con sus encantos.